Querido Aduriz

Hace apenas unos días nos encogiste el corazón a todos. Nunca olvidaremos el 9 de agosto de 2019, día en el que tú, rey de la manada, anunciaste la retirada al final de la temporada. Te puedo asegurar que pese a tus 38 años, absolutamente nadie en Bilbao deseaba la llegada de este momento. No solo por tus goles y tu capitanía, el profundo cariño que te tenemos nos hizo soñar con que fueses eterno.

Fuente: Athletic Club

Quién nos iba a decir que aquel jugador que fichamos por tercera vez con 30 años nos haría olvidar a Llorente de una temporada a otra. Quién nos iba a decir que aquel jugador se convertiría en el mayor referente rojiblanco de la última década. Quien nos iba a decir que trascendería lo futbolístico hasta convertirse en todo un ejemplo tanto profesional como humano. Han pasado 8 años desde tu llegada, e igual que el vino, has ido perfeccionando tu juego hasta ganar por partida doble el trofeo Zarra y convertirte en un digno sucesor de los mejores nueves que han pasado por San Mamés. 

Aún recuerdo aquellas noches de UEFA en las que el ambiente y la atmósfera que se respiraba eran insuperables. Recuerdo ver un brillo especial en el estadio, en todos y cada uno de los aficionados que ocupaban los viejos asientos de San Mamés. Estaban ilusionados. Realmente tenían algo que les hacía sonreír sin importar lo que ocurriese a su alrededor.

Fuente: Athletic Club

Eso mismo vi ayer. Vi como un hombre sencillo, humilde y trabajador llenaba de sonrisas, gritos y alegría un estadio de cincuenta mil personas. El mismo que anunciaba su retirada a final de temporada, tumbó en el primer balón que tocó al vigente campeón. Y no, no fue un gol cualquiera, fue una chilena merecedora del premio al gol del año. Ni el mejor de los directores de cine hubiese escrito un guión a la altura de lo que se vivió ayer.

Tu vuelo ha sido lo más bonito que he visto desde que voy a San Mamés, más incluso que el trayecto hacia Bucarest en 2012. Lo que me provocó es la definición perfecta de éxtasis y no se me ocurre nada en el mundo que pueda pagar lo que sentí ayer, al borde de romper a llorar. Y como yo, la mayoría de aficionados que tuvieron el privilegio de contemplar semejante obra de arte. No se me ocurre un broche de oro mejor para uno de los jugadores más nobles y leales que ha pisado nuestro club. Aunque te retires a final de temporada, el legado que has dejado será eterno. Fuiste, eres y serás siempre nuestro rey león.